El pasado sábado 6 de diciembre se dio por concluido el proyecto Cuidando Alas por lo que al final de impartir la clase el equipo se dio un pequeño espacio para agradecer y comentar todo lo aprendido durante las sesiones anteriores. A pesar de que enfrentamos ciertas dificultades logramos reflexionar y compartir con los demás lo que había significado para nosotras el emprender un proyecto como este.
En lo personal, aprendí que la sociedad necesita personas comprometidas y que verdaderamente se interese por lo que hace, podemos encontrarnos con gente que nos cierre las puertas sin embargo siempre hay que ver el lado positivo y buscar alternativas.
También me di cuenta que para generar un cambio significativo no basta con intentarlo dos, tres veces o inclusive 3 meses, sino que es una lucha constante que necesita de paciencia y perseverancia.
Las chicas con las que compartimos nuestras mañanas de los últimos 15 sábados me permitieron observar la falta de motivación para salir adelante pues a pesar de que eran mujeres capaces de hacer las cosas su mismo entorno se los impedía, fueron muy pocas las veces que nos permitían saber un poco más de sus vidas, de sus anhelos o de sus planes a futuro. Me queda claro que la sociedad necesita despertar y enfocarse en crecer y superarse.
Por otro lado, también tuve la oportunidad de conocer mujeres que decidieron dar un paso y emprender su propio negocio y que con mucho esfuerzo ha logrado sus objetivos.
Cuidando Alas fue sin duda una experiencia que marcó mi vida y me dio una perspectiva nueva de lo que realmente necesitamos cambiar como sociedad.
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